martes, 28 de julio de 2009

Höfn - Bakkagerdi. Los fiordos del este. 28 Julio 2009


Höfn está situado en un lugar muy especial. Es una especie de península que en su punta toca al mar pero que a los lados está flanqueada por lagunas costeras. Las lagunas son muy bonitas y están pobladas de pequeñas islas que le añaden mucho encanto. Por la mañana podemos ver que desde la peninsula de Höfn hay una vista sobre algunas de las lenguas glaciares que habíamos visto el día anterior y todo eso al otro lado del mar (lago) en el horizonte. ¡Fantástico!.

Dejamos nuestra casa con vista directa al puerto y nos dirigimos directo a la piscina. Era una sorpresa que teníamos preparada para Tania. Con el equipaje en el maletero entramos en las magnificas instalaciones con cuatro piscinas todas calientes a diferentes temperaturas (incluida una en la que se puede nadar) y tres toboganes que disfruta Tania a veces en mi compañía y otras sola y finalmente con su mamá. Sorana pasa casi todo el tiempo en el "pataugeoire" donde Diana juega sin parar entrando y saliendo. Yo puedo nadar veinte minutos con vistas a mi más que difícil objetivo del triatlón internacional de Aix-les-Bains en septiembre. Dejamos la piscina y Höfn rumbo a Bakkagerdi a través de los fiordos del nordeste poco antes de la hora comer con la intención de avanzar kilómetros porque la jornada va a ser la más larga en distancia de todo nuestro viaje.


Rápidamente entramos en los primeros fiordos Hamarsfjördur seguido de Berufjördur. Nunca habíamos visto fiordos en nuestra vida. Todo el paisaje costero antes, a través y entre los fiordos es chulísimo. De un lado la montaña y del otro el mar o lagunas costeras. Montañas de infinitas formas y colores se suceden a nuestra izquierda, negras, verdes, rojas, amarillas o todos los colores a la vez cortadas por estrechos valles con cascadas o por enormes fiordos.

En un momento preciso la carretera pasa junto a un lago poblado por cientos de cisnes blancos como la nieve. Nosotros a pesar del espectáculo que ofrecen y dejar de hacerles fotos, dirigimos nuestra mirada al otro lado de la carretera buscando sin suerte los seis renos de los que nos había hablado Rakel. Llegamos ya con demasiada hambre a Djúpivogur donde comemos pescado (Sorana y yo) y un plato de "huevos con bacon" como almuerzo de Tania, más una ensalada. Diana, potito y pescado y patatas fritas que pica de nuestros platos.

Es un día gris y frío con viento aunque por el momento la lluvia que comenzó hace unos kilómetros se ha parado. Nos consolamos diciendo que si tiene que llover, mejor hoy que otro día porque hoy no vamos a andar. Lo que más me molesta es que las nubes están relativamente bajas y, aún dejándonos ver las abruptas paredes de las montañas junto al mar, nos ocultan todas las cimas y descoloren un poco el paisaje.

Llegamos al punto donde nos alejamos de la costa. Enseguida me doy cuenta que si nos alejamos del mar vamos a remontar e inevitablemente entrar en la niebla. A los pocos kilómetros mi temor se hace realidad. Al principio se ve poco hasta que nos acercamos a un puerto de montaña todo es lluvia y niebla. No vemos nada excepto la graba que cubre la carretera unos metros delante del coche. Toca fastidiarse aunque todo es relativo viendo la suerte que nos ha acompañado hasta hoy. Del otro lado del col el tiempo es mejor.

Dejamos pronto la niebla y la lluvia. Un rato después llegamos a Egilsstadir donde hacemos las grandes compras de este viaje: chaquetas islandesas para el frío para los cuatro que seguro que nos van a servir en casa. Ya les había echado el ojo y me encantan. También compramos algo de comida. Luego un último tirón de más de cincuenta kilómetros hasta Bakkagerdi en el fiordo de Borgarfjördur.

Poco después de dejar Egilsstadir empieza a llover y hacemos casi todo el camino mojados. Pocos kilómetros antes de llegar nos aproximamos otra vez al mar atravesando una llanura húmeda muy extensa atravesada por los meandros de un río y salpicada de pequeños lagos por doquier. Después de cruzar la llanura remontamos un puerto de montaña, bajamos a otro valle más pequeño que también desemboca en el mar y remontamos del otro lado. La carretera está por momentos esculpida sobre los acantilados pero ya no queda mucho. Bakkagerdi y el fiordo Borgarfjördur nos acogen bajo la lluvia. Pasaremos aquí dos días y tres noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario