martes, 4 de agosto de 2009

Reykjavik - Londres - Ginebra. 4 Agosto 2009

Son las cuatro del mañana cuando cargamos las maletas en el mini-bus. Estamos destrozados pero hay que aguantarse. ¡ No hay derecho !
Tardamos casi una hora en salir de Reykjavik y llegar al aeropuerto atravesando campos de lava durante unos cincuenta kilómetros.
Unas horas más tarde, tras hacer escala en Londres, tomar un tren para cambiar de terminal y tomar el enlace con Ginebra, llegamos vivos a casa.
El jardín está lleno de flores y nosotros de recuerdos  ...

Luz, color, fuego, ovejas solitarias, lava, trolls, cascadas, cenizas, vikingos, viento, hielo, macarrones (frailecillos), piedras, ballenas, lagos, volcanes, skir, paisajes desérticos, naturaleza indómita, aguas azules, Boukotla, Papa Noeles, inmensos 4x4, flores solitarias, aguas calientes, caballos multicolores, glaciares, días largos, noches cortas, Katla, baños placenteros, nombres impronunciables, musgo fosforescente, focas, soledad, icebergs, geisers, humo, azufre, elfos, pescado seco, recuerdos inolvidables, promesas de retorno.


lunes, 3 de agosto de 2009

Myvatn - Akureyri - Reykjavik. 3 Agosto 2009

Otra mañana gris y lluviosa.
Sentimos que esto se está acabando y nos pesa un poco en el ánimo. Nuestro objetivo hoy es un poco más realista que otros días: llegar a tiempo a Akureyri para tomar el avión a Reykjavik. Eso no impide que tengamos planes para el camino.

Volvemos a hacer las maletas por penúltima vez y salimos bordeando el lago Myvatn por el sur y nos paramos en su borde para echar un ojo a los pseudocráteres de Skutustadir. Es un lugar muy curioso en el que se acumulan una infinidad de pequeños cráteres unos junto a los otros en el mismo borde del agua. Algunos incluso están dentro del lago formando pequeñas penínsulas o islas.
Los tamaños varían de los cinco o seis metros de diámetro y dos o tres metros de alto hasta los cincuenta o sesenta de diámetro por quince o veinte metros de alto. Un sendero balizado permite pasear entre los cráteres mientras empieza a lloviznar una vez más. La lluvia no es demasiado molesta porque apenas son cuatro gotas. Según explica el libro que nos sirve de guía, estos cráteres se formaron por explosiones que se produjeron por el contacto directo de la lava con el agua. O sea, que no son cráteres por los que la lava salió de la corteza terrestres sino los agujeros que quedaron después de esas explosiones.

Unos minutos más tarde estamos de nuevo en el coche rumbo a Akureyri y dejando ya definitivamente el lago a nuestras espaldas.
La fina lluvia sigue cayendo mientras avanzamos por estas carreteras islandesas donde apenas nos cruzamos con algún coche.

Una hora más tarde llegamos a otra de las cascadas más conocidas del país: Godafoss, la cascada de los dioses. Tenemos suerte porque la lluvia a aflojado hasta casi parar justo en el momento en que apago el motor.
Tania y Sorana se adelantan unos pasos para ir a ver la cascada mientras yo sigo el ritual de sacar a Diana del coche y sentarla en el capó para ponerle su impermeable rosa mientras sigue a su madre y a su hermana con la mirada.

La cascada es preciosa, tiene dos partes separadas por las que el agua se precipita unos diez o quince metros. Tiene un color limpio y claro. La verdad es que tras haber visto tantas cascadas impresionantes y hermosas en este país, Godafoss no resulta tan impresionante. Es más bien coqueta y bonita. Claro que si la tuviéramos al lado de casa sería probablemente una atracción turística mayor.
Cinco minutos más tarde volvemos a subir al coche ya sin más planes que conducir hasta Akureyri.

Tras un largo rato al volante bajo una llovizna persistente la carretera empieza a subir hasta casi tocar las nubes. Luego la pendiente se suaviza hasta que poco a poco empieza a descender del otro lado. De pronto vemos frente a nosotros el fondo del valle. Es el mar. El fiordo de Akureyri aparece frente a nosotros. Del otro lado del mar vemos montañas con manchas de nieve mientras un ferry navega frente a nosotros. La carretera va descendiendo desde el collado y nos acerca a la orilla.



Luego curvamos a la izquierda y vamos bordeando el mar. La ciudad de Akureyri, la Capital del Norte como la llaman aquí, está en lado opuesto del fiordo. Desde aquí se ven muchos edificios coloridos de esos que nos gustan tanto.

Resulta fácil encontrar un sitio para aparcar. Echamos al correo las últimas postales y nos vamos a pasear por la ciudad. Los edificios de colores son especialmente bonitos en esta ciudad. Pasamos una buena media hora en una librería bastante grande llena de libros en islandés e inglés aunque también hay bastantes en francés y alemán. El ambiente dentro es bastante acogedor. Es curiosa la sensación que tenemos de vuelta a la civilización tras casi dos semanas donde nunca hemos visto más de diez coches a la vez.

Después de comer una pizza y tomar un café volvemos al coche y nos dirigimos al aeropuerto. Paramos una gasolinera para llenar el depósito y lavar el coche. Las estaciones de lavado son gratuitas en Islandia. Dejamos el coche en el aparcamiento del aeropuerto y damos las llaves a una azafata en la terminal. Es increíble, nadie le echa un vistazo al coche.
Tras unos minutos de espera despegamos rumbo a Reykjavik. Por desgracia hay nubes prácticamente durante todo el trayecto y nos impiden ver el paisaje.

El avión nos deja en el aeropuerto local de Reykjavik que está situado casi dentro de la ciudad con lo que quince minutos más tarde ya hemos llegado a nuestra guesthouse. Es una diferente de las dos en las que ya nos hemos alojado.

Son nuestras últimas horas en Islandia. Aprovechamos para dar un paseo por el centro y cenar. Nos estamos poniendo un poco tristes porque vemos el fin de este viaje.

Vemos el parlamento mientras Tania hace piruetas en la hierba del parque justo en frente. Es un edificio tan pequeño que sorprende muchísimo. En la Europa continental estamos tan acostumbrados a que la mayoría de los edificios instituciones como el parlamento, ministerios y demás sean siempre enormes y en muchos casos grandiosos por su arquitectura.
Aquí estamos frente a algo chiquitito y sobrio que te saca una sonrisa cuando lo ves. Ni siquiera hay un guardia en la puerta o algo que indique que sea el un edificio tan importante. Me gusta esta sensación de andar por casa que tiene. La casa del primer ministro es algo parecido. Grande pero para nada impresionante o grandiosa. Tampoco hay ningún guardia en la puerta. Si quieres puedes llamar y preguntar si esta la primera ministra, porque ahora es una mujer.

Comemos en un restaurante con muy buena pinta. Una vez dentro nos damos cuenta que lo llevan unos españoles. Comemos bien, paseamos un poco más y nos vamos de vuelta a dormir. Nos tenemos que levantar a las cuatro de la mañana para tomar el avión a Londres.
Nos cuesta conciliar el sueño.

domingo, 2 de agosto de 2009

Alrededor de Myvatn. 2 Agosto 2009


Lerhnukur, lavas calientes
El día se levanta otra vez gris. Aunque todavía no llueve se intuye que la lluvia esta por caer.

Hoy nos tomaremos el día con tranquilidad, como un día de descanso.

Durante el desayuno Tania insiste en ver otra vez las marmitas hirvientes de Namaskard.
De camino hacia allí pasamos cerca del balneario y nos decimos que tenemos que venir otra vez sobre todo porque es nuestro último día y no sabemos cuando volveremos aquí. Quizás nunca.
Nos bajamos del coche en Namaskard y no deja de sorprendernos otra vez este sitio.
Paseamos. Diana no había visto este lugar hace dos días porque estaba durmiendo cuando llegamos.

Después del paseo volvemos hacia el lago y aprovechamos para darle la vuelta en coche. Esta lloviznando todo el rato. Pasamos junto a los falsos cráteres de Skútustathagígar pero no paramos porque mañana vamos a volver a pasar por aquí rumbo a Akuyeri.

Después nos dirigimos en hacía el volcán Krafla y los campos de lava humeantes de Lerhnukur.
Pasamos junto una central geotérmica que parece recuperar el calor de la tierra para calentar las casas del pueblecito junto al lago Myvath y quizás producir electricidad aunque no estamos seguros.

Pronto llegamos al aparcamiento donde comienza nuestra excursión.

Dejamos el coche y caminamos bajo una llovizna persistente. Los campos de lava de muchas erupciones se superponen unos sobre los otros. Es fácil distinguir cuales son los más antiguos porque es evidente que la lava más a reciente reposa sobre la más antigua pero también se diferencian por su aspecto y color debido a la erosión y a la vegetación más abundante sobre la lava más antigua.

El sendero balizado va ascendiendo muy lentamente hacia una zona de lava más reciente. Está embarrado y muy resbaladizo. Está claro que buena parte del sendero está construido con tierra que han traído de otra parte porque tiene un aspecto y una textura totalmente diferente a la lava solidificada sobre la que reposa.
Caminamos hasta unas charcas de aguas calientes de color azul celeste y aspecto lechoso similar al que ya hemos visto en otras partes.

Campo de lava Lerhnukur
Hemos llegado a la zona de lava más reciente. 
Es de color negro oscuro. Parece que hubiera salido de las entrañas de la tierra hace solo un ratito porque el suelo esta todavía caliente y la llovizna que cae sobre las negras rocas se evapora a pesar de la baja temperatura creando una neblina que da un aspecto irreal y casi tétrico al lugar.
Da un poco de miedo.

Un panel indica a los caminantes que, por su seguridad, está prohibido abandonar el sendero. Las columnas de vapor caliente que hay por doquier nos dan un idea clara de que es conveniente seguir el consejo. Es sorprendente porque tiene aspecto de haber acabado la erupción hace un par de días pero no es así, ¡ acabó en 1984!
El campo de lava es una explanada caótica de rocas apiladas sin orden con un aspecto deforme y roto completamente lleno de filos cortantes.

Dos elfas en un cráter
Delante de nosotros se levanta un cono volcánico de unos treinta o cuarenta metros de alto. El sendero nos lleva hasta él. Podemos ver que durante la erupción una de sus lados colapsó y vertió la lava que contenía. Pasamos un buen rato observando la lava solidificada. En muchas rocas se distinguen agujeros hechos por burbujas de gas que dejó escapar la lava cuando estaba líquida.

Un poco más adelante llegamos a la parte más alta.
Estamos en un lugar muy peculiar pues se distingue la estructura del terreno y se puede ver que el campo de lava se extiende del otro lado. No estamos en el típico volcán en forma de montaña con un cráter en su cima sino una fisura de la que la lava sale a lo largo de toda su longitud extendiéndose a lado y lado. ¡Ahora estamos justo en la fisura misma!. En algunos lugares el magma ha escapado de las entrañas de la tierra con más fuerza y ha creado un pequeño cráter pero solo la fisura es visible.
Me imagino que las placas tectónicas de Europa y América se deben separar aquí mismo. Es un poco anecdótico que, en el punto de la fisura en que estamos, el borde americano se levanta con aspecto amenazador un par de metros por encima del europeo. Parece como si una ola de piedra se abatiera sobre Europa mientras el calor y vapor sale de las entrañas de la fisura.

No deja de lloviznar y las chaquetas están empapadas. Menos mal que son impermeables y estamos secos y calentitos por dentro. Por su parte Diana esta sentada en su mochila a mis espadas con su chubasquero de dos piezas con forro polar por dentro. Además del chubasquero hemos puesto una funda para la lluvia y el viento que cubre todo la mochila dejando una ventanita transparente a la altura de su cabeza para permitirle ver todo lo que pasa a su alrededor. Está mirando atentamente cada detalle del paisaje y nosotros nos preguntamos qué pensará viendo este lugar tan especial.

Sorana y Tania están cansadas y vuelven al coche mientras yo, con Diana a la espalda doy una vuelta un poco más larga para llegar al coche.
La vereda me lleva a un lugar curioso. El campo de lava se acaba bruscamente al borde de un una pradera verde intenso. Parece que la erupción perdonó esta extensión cubierta vida. El contraste entre el negro y el verde, el mineral y el vegetal, el caos y la armonía, la inerte y lo vivo ... es muy fuerte. Da la impresión que la lava acaba de posarse sobre la hierba.

De vuelta al coche conducimos solo un instante para acercarnos al pie del volcán Krafla y ver el cráter Víti (Infierno en islandés). Caminamos los escasos metros que nos llevan desde el coche hasta el borde  pero la niebla, por primera vez, nos impide ver el fondo donde debe haber un pequeño lago azul.

Cansados volvemos a nuestro refugio de los últimos días para calentarnos, descansar y secar la chaquetas y pantalones que aunque sean impermeables se han mojado por fuera.

Después de cenar nos cuesta volver a arrancar para ir al balneario pero finalmente salimos. Ha dejado de llover. Una vez en el agua nos podemos relajar y estamos muy contentos de haber encontrado la fuerza necesaria para venir a bañarnos.
Dentro de las piscinas de agua caliente natural, azul lechoso vemos el sol cerca del horizonte reflejarse sobre las aguas del lago Myvatn.

El día acaba con un buen sueño reparador.

Ha sido un día de lluvia moderada que no nos ha impedido hacer lo que nos apetecía.
Namaskard

sábado, 1 de agosto de 2009

Myvatn. Viendo ballenas en Husavik. 1 Agosto 2009

Cráter Hverfjall

Nos levantamos temprano. Tenemos un día soleado después del gris de ayer.
Nuestro plan es simple: conducir a Husavik, subirnos a un barco y cruzar los dedos para que las ballenas se dejen ver.

Conducimos. Al principio la carretera esta asfaltada pero después se convierte en una carretera de graba. Son muchos kilómetros.
Poco antes de llegar a Husavik divisamos el mar que se se adentra el valle. Es el fiordo de Husavik. Diana duerme y descansa casi todo el trayecto.

El pueblo es muy coqueto. Llama mucho la atención su iglesia colorida y bonita.
Buscamos un barco que nos pueda llevar a ver las ballenas y una vez conseguidos los pasajes, nos quedamos en el puerto observando los pesqueros a la espera de poder zarpar.


Nuestro barco se llama Sylvia. Una hora mas tarde zarpa con la familia al completo bien situados en la proa. Diana bien plantada en su carrito se duerme con el suave vaivén de la olas. Sorana está un poco asustada por si le da por vomitar pero parece que por el momento todo va bien.

El día es soleado pero el aire es muy frío en estas latitudes a escasos kilómetros del circulo polar ártico. Suerte que vamos bien vestidos. Polares, corta vientos, guantes, gorro y gafas protegen cada centímetro de la piel.
El barco avanza hasta el centro del fiordo donde para los motores y espera.

La duda se instala en nuestros pensamientos mientras el frió empieza a calar en algunos pasajeros, Sorana incluida. Tres horas de espera en mitad de un fiordo islandés a la merced del frío y las olas pueden fácilmente llevar al aburrimiento a pesar de que el paisaje es muy bonito.


Del lado opuesto del Husavik, el fiordo está flanqueado por una larga cadena de montañas que están cubiertas de nieve. Vista la época del año creo que la nieve es perpetua sobre ellas. No deben de ser muy altas pero con paredes verticales cayendo sobre el mar y la nieve acumulada dan la impresión de ser inmensas.

De repente ... ¡ ballena a la vista !.

El inmenso animal da vueltas alrededor del barco. Otro barco se aproxima.
Parece que juega con nosotros. Unas veces a babor otras a estribor nos muestra la cabeza y el lomo. Oímos su respiración y vemos el chorro de agua y vapor que se escapa de sus orificios nasales de la espalda. ¡ Alucinamos ! ¡ A veces está solo a unos 5 o 6 metros solamente !

Finalmente, después de jugar con nosotros un buen rato se sumerge profundamente enseñando su cola como quien agita la mano para decir adiós.
En realidad no sabemos si era siempre la misma ballena o eran dos. Nos queda la duda.
Era una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae).

El barco cambia de rumbo tomando dirección norte mar adentro.
Otra ballena, esta vez es una ballena de Minke (Balaenoptera acutorostrata). Es más tímida que su prima de antes y no se deja acercar tanto.
Siempre deja una distancia prudencial entre ella y el barco pero podemos verla bien y le hacemos fotos. Mientras tanto Sorana se ha puesto un mono de cuerpo entero para protegerse del frío.

Estamos de vuelta en el puerto después de tres horas en mar. Comemos en un restaurante bueno y bonito al que le habíamos echado el ojo unas horas antes y después visitamos el Museo de la Ballena. Vemos esqueletos completos de muchos tipos de ballenas y mucha información relacionada con la biología de estos animales, la historia de la caza de ballenas en Islandia y la historia de Husavik que nació y creció como un importante puerto ballenero hasta los años sesenta.
Después de un café en un café-pub en el puerto conducimos de vuelta a Myvatn.

Al llegar al camping el cielo está despejado y divisamos el gigantesco cráter explosivo de Hverfjall.
Cocinamos, cenamos y volvemos al balneario. Está lloviendo cuando bajamos del coche. ¡Ummmmm! Que calorcito mas agradable dentro del agua.

A la vuelta nos damos cuenta que sale vapor del suelo por todas partes. La lluvia se evapora rápidamente porque ...
¡ Todo el suelo esta caliente en esta región ! La lava no debe de estar lejos bajo nuestros pies.
¿ Y si hace? ¡ Bummm !