
El día se levanta malo. Lluvia y nubes bajas que impiden ver las montañas que rodean el pueblo. En la mañana, aprovechando un momento sin lluvia vamos a pasear por el pueblo. Enseguida lo hemos atravesado. ¿veinte casas?. Hay un banco, escuela, guardería, un restaurante, un café, una tienda, una "atracción" para los niños y dos factorías de salazón de pescado una de ellas en ruinas y esto casi hace la mitad de los edificios del núcleo de Bakkagerdi. Me meto con Diana bajo la estructura donde secan el pescado detrás de la factoría ya a las afueras del pueblo.

Es interesante saber de donde viene el bacalao que nos comemos en España.

Solo encuentro algunas ristras de cabezas de bacalao secas. Me miran con sus ojos vidriosos y las bocas abiertas. Es un poco sórdido este sitio. Salgo de allí y Tania me alcanza. Ella quiere verlo también. Dudo un poco . Temo que se asuste viendo las enormes cabezas de pescado. Ella insiste. Me digo que si ella lo pide ...
La llevo hasta allí midiendo mis gestos y palabras para evitar transmitir miedo o asco. Ella observa con interés sin rastro de temor o repugnancia. Me alegro. Encuentro un enorme anzuelo para bacalao. Tania encuentra otros dos. Seguidamente atravesamos los escasos 50 metros que nos separan de los pequeños acantilados junto al pueblo.

El mar entra en una estrecha grieta en las rocas produciendo un ruido seductor como solo el mar sabe hacer. A lado y lado de la grieta se concentran un montón de "gaviotas" (u otro pájaro que no conozco) en nidos que desafían la gravedad en pequeñas cornisas. Están como mucho a 4 o 5 metros de nosotros y su piar se mezcla con el ruido de las olas que rompen contra las rocas.
En la cafetería del pueblo, decorada con buen gusto sobre el tema de "la piedra" (mesas de piedra, objetos y pequeñas esculturas de piedra, etc) hacemos un alto. Sopa, pastel, cafés.

Volvemos a casa caminando bajo la lluvia. Yo me adelanto para descubrir la atracción para niños del pueblo: una casa decorada en su interior y donde los peques pueden escuchar cuentos de trolles, duendes y otros personajes fantásticos, jugar y dibujar.

Tania y Sorana se quedan. Yo me voy a la casa para que Diana duerma la siesta. Aprovecho para escribir este cuaderno. Ya no salimos más. Llueve. Niebla. La tarde se pasa entre charla, escritura, lectura, ipod (Tania) y cocinando. Sorana charla bastante rato con una pareja de francés + islandesa. El muchacho habla demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario