sábado, 25 de julio de 2009

Vik - Skaftafell. 25 Julio 2009


Una vez más nos levantamos tarde. Esto nos permite poder tomar el desayuno en la cocina solos los cuatro, sin el ajetreo y el ambiente que poco me gustó el día anterior. Desayunamos rápido porque queremos dejar la casa lo antes posible.
Abandonamos Vik con ganas de avanzar. Atravesamos una llanura aluvional que nos parece inmensa (todavía no hemos visto lo que nos espera después). Llegamos otra vez a la Lava del Fuego después de haber pasado por aquí con Rakel hace unos días. El color verde grisáceo del musgo seco de varias jornadas sin llover inunda el inmenso e interminable campo de lava. Dejamos la N1 para hacer un paseo por la garganta de Fjardrargljufúr. Tania parece cansada de coche. A sus cinco años políticamente correcta nos dice - Quiero tomar un café - buscamos un sitio camino a la garganta pero no hay suerte así que aparcamos al comienzo del sendero y empezamos a andar.

Diana parece ligera a mi espalda. La garganta es preciosa. Tendrá unos ochenta metros o algo más de profundidad. Las paredes son de un color marrón oscuro y está llena de promontorios muy aéreos desde los que podemos acercarnos a ver el fondo. El río corre cristalino en el fondo de una sucesión de cascadas y pozas entre rocas y curvas de la corriente. Por encima de la garganta solo hay colinas de hierva. En cuanto ganamos un poco de altura vemos abajo junto al coche como el río sale de la garganta, atraviesa una zona llana de hierva que unos doscientos metros después es interrumpida bruscamente por el inmenso campo de lava cubierto de musgo.
El río parece haberse abierto camino entre la lava y el borde de la montaña. El campo de lava se pierde en el horizonte.

Pasamos aquí un par de horas paseando incluida la pausa para leer Harry Potter. Después seguimos nuestro viaje hasta el ya conocido pueblo impronunciable entre impronunciables, Kirkjubaejarklaustur, donde paramos para comer y hacer compras en la misma tienda que hace unos días con Rakel.

Después recorremos una larga distancia en coche hasta el parque natural de Skaftafell. Por suerte Tania y Diana duermen una buena parte del trayecto.
Aparece ante nosotros la gran masa glaciar de Vatnajökull con las primeras lenguas glaciares que bajan paralelas por los valles como queriendo acercarse al mar. Me impresiona la lenguag Skeitharárjökull que según mis cálculos debe de tener unos 15 kilómetros de frente. Los glaciares de los Alpes parecen de juguete a su lado. Creo que "La Mer de Glace" debe tener unos diez kilómetros de pero de largo ¡ mientras aquí este glaciar hace quince solo de ancho!


Llegamos a la recepción del parque no sin antes atravesar la llanura de Skeitharársandur pasando junto a los últimos vestigios de un puente que la inundación catastrófica, una avalancha de agua, hielo, cenizas y rocas que se produjo en 1996 debido a una erupción volcánica subglaciar. ¡Que fuerza debió tener la avalancha para retorcer vigas de acero tan inmensas!

Aparcamos junto al edificio del parque. Las niña siguen durmiendo. Vamos a pedir información y volvemos con mapas y consejos para nuestras marchas.
Aprovechando que es todavía temprano salimos rápidamente para hacer un paseo cortito que Rakel nos había recomendado.

A tres o cuatro kilómetros del centro dejamos la N1 otros dos o tres kilómetros hacia la lengua Svinafellsjökull. Llegamos a una zona de aparcamiento. Despertamos a las niñas y después de andar cinco minutos, llegamos a un balcón natural sobre el glaciar. El hielo está muy blanco, bonito y muy muy cerca. El cielo azul y las vistas de las cimas y el casquete glaciar (solo el borde) desde el que baja esta lengua hacen de este un sitio muy muy bonito y, como siempre, impresionante.

Tania me pide insistentemente que le lea y así lo hago antes de dejar el lugar para ir a buscar nuestro alojamiento Vesturhús donde vamos a pasar dos noches. Nos pasamos de largo pero acabamos encontrando el lugar sin muchas complicaciones. No hay nadie para recibirnos pero la puerta está abierta y Sorana y Tania entran a explorar y encuentran un post-it con nuestro apellido escrito sobre una puerta. Las otras están libres por el momento. Sorana improvisa una tortilla y salchichas para cenar.
Cuando ya hemos acabado aparece una señora islandesa que no habla ni papa de ingles para recoger el boucher. Nos dice más o menos que viene otro grupo. Pronto aparecen. Son dieciocho españoles, casi todos de Barcelona y alrededores. En general poco simpáticos con algunas excepciones. Como siempre en estos casos, mayoría de mujeres. Por suerte hemos comido ya. Nos vamos al confortable salón de la casa y ellos alborotan en la cocina.

Hay muchos libros interesantes para mi gusto en francés e ingles y muchos juegos para Tania y Diana. ¡De maravilla!.

Acostamos a las niñas. Sorana también cae rápido y yo me quedo a escribir hasta las dos de la madrugada cuando la casa se ha calmado. Me alegro de no haber ido a caminar esta noche porque parece una noche muy oscura.

Cansado y satisfecho me acuesto.
[¡Otro día de sol! Todavía no me lo creo.]

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