Es temprano. La niñas duermen. Ducha rápida y afeitado para quitarme la barba de más de una semana. Me pongo a desayunar solo a la espera de que los de la agencia de coches de alquiler vengan a recogerme Chez Monique. La casa es confortable. La señora que la lleva es muy amable y el lugar en que está situada inmejorable.
Los de la agencia no se hacen esperar. A las 9:00h en punto vienen a buscarme. Pequeño estrés de última hora. No encontramos el carnet de conducir de Sorana así que un poco contrariado me marcho con su pasaporte. En el coche me acompañan un grupo de belgas flamencos. Los de la agencia me quieren dar un coche más pequeño que el que hemos contratado y luego me quieren hacer pagar por el segundo conductor y por la silla de bebé pero no me dejo hacer y les propongo que llamen a la agencia que hizo la reserva. Esto parece calmar al empleado y me da el coche sin más reservas aceptando el pasaporte de Sorana para identificar al segundo conductor.
Tomo el coche y a pesar de la distancia encuentro el camino hacia Chez Monique con mucha facilidad. Sorana todavía no está preparada. Un baño a Tania. Diana ya está preparada. Cerramos los bolsos y mochilas y los cargamos en el coche. Está lleno hasta los topes. Buscamos y encontramos fácilmente las oficinas de la Icelandic Travel Company donde recogemos el más que práctico kit de cocina y, sin más, atravesamos Reykjavik en dirección del lago Thinvallavatn por una carretera inusual que nos hace atravesar el pequeño pero atrayente macizo de Hengill.

Salimos de entre las pequeñas montañas. Desde la altura, el lago está a nuestra vista. El panorama es precioso una vez más. Bordeamos. Nos llenamos los ojos de preciosas nubes que se reflejan en la superficie. Tania nos hace una amago de vomitar pero conseguimos calmarla haciéndola bajar del coche para estirar las piernas mientras el viento frío y fuerte la espabila en unos pocos segundos. El tiempo continua tratándonos muy bien y yo no paro de cruzar los dedos para que no cambie.

Llegamos a Thinvellir (la ´th´de Thinvellir es en realidad una la letra ´dt´esa rara) el sitio del antiguo parlamento. El viento frío incordia un montón pero no nos quejamos. Paseamos por el interior de una fractura de paredes verticales y visitamos la cascada de Öxarárfoss. Buscamos refugio del viento en una especie de cueva frente a la cascada y leemos unas cuantas páginas más de Harry Potter 5.
Vuelta al coche. Picnic improvisado y rumbo a Geysir con parada en un café de carretera para calentar un potito para Diana y comprar un libro sobre los elfos en una nutrida librería adosada al café. Los libros son baratos en este país.

Un buen rato en coche incluido un trayecto sobre una pista sin asfaltar. Unos cientos de metros antes de llegar a Geysir me sorprende la fumarola de vapor de agua del geiser. Rápidamente aparcamos y andamos hasta el borde del geiser donde Tania, Diana y yo nos sentamos a la espera del espectáculo de la naturaleza que está por comenzar para nosotros.

Sorana se tiene a cierta distancia. Cámara en mano preparada para inmortalizar el monumento. El geyser Strokkur no se deja esperar. Una, dos, tres .... el geyser nos representa sorprendente espectáculo. Siempre puntual y con su pizca de emoción viendo como el agua hace amagos una y otra vez antes de cada explosión que levanta el júbilo de los presentes, hace saltar los flashes de las camaras asi como el llanto de Diana.

Un pequeño paseo alrededor. Un pequeño homenaje póstumo a Geysir el geiser original hoy día apagado. Nos cuesta arrancar a Tania de este lugar. Está muy impresionada. Nosotros también incluida Diana vistas sus lágrimas. Dejamos Geysir pero antes compramos un peluche para Tania. Es un "macarrón" como lo llama ella. Pronto lo bautizamos. Se llama Rakel en homenaje a nuestra guía que todos echamos un poco de menos.

Ahora vamos rumbo a Gullfoss comentando sin parar todo lo que vemos y hemos visto.
Gullfoss es IMPRESIONANTE en mayúsculas. Sobrecogedora. Da miedo. Jamás he visto nada igual. Tendré que ir a África o América para superar esto. Cuesta creer que lo que se tiene delante de los ojos es real.


Nos tomamos una magnifica sopa de cordero estilo islandés con vistas hacia Langjökull y luego conducimos hasta Hella atravesando campos, lavas, barrancos y pueblecitos minúsculos hasta retomar la carretera N1 sobre la que conducimos unos kilómetros. Dormimos en una casita de madera muy agradable en el camping Árhús junto a un caudaloso río a cinco metros de distancia y sin barrera. Da miedo, tendremos que estar todo el tiempo sin quitar ojo de las niñas.

Noche confortable. Ha sido una jornada muy turística pero merece la pena.
[Otro día de buen tiempo]
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