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Lerhnukur, lavas calientes |
El día se levanta otra vez gris. Aunque todavía no llueve se intuye que la lluvia esta por caer.
Hoy nos tomaremos el día con tranquilidad, como un día de descanso.

Durante el desayuno Tania insiste en ver otra vez las marmitas hirvientes de Namaskard.
De camino hacia allí pasamos cerca del balneario y nos decimos que tenemos que venir otra vez sobre todo porque es nuestro último día y no sabemos cuando volveremos aquí. Quizás nunca.
Nos bajamos del coche en Namaskard y no deja de sorprendernos otra vez este sitio.
Paseamos. Diana no había visto este lugar hace dos días porque estaba durmiendo cuando llegamos.

Después del paseo volvemos hacia el lago y aprovechamos para darle la vuelta en coche. Esta lloviznando todo el rato. Pasamos junto a los falsos cráteres de Skútustathagígar pero no paramos porque mañana vamos a volver a pasar por aquí rumbo a Akuyeri.
Después nos dirigimos en hacía el volcán Krafla y los campos de lava humeantes de Lerhnukur.

Pasamos junto una central geotérmica que parece recuperar el calor de la tierra para calentar las casas del pueblecito junto al lago Myvath y quizás producir electricidad aunque no estamos seguros.
Pronto llegamos al aparcamiento donde comienza nuestra excursión.

Dejamos el coche y caminamos bajo una llovizna persistente. Los campos de lava de muchas erupciones se superponen unos sobre los otros. Es fácil distinguir cuales son los más antiguos porque es evidente que la lava más a reciente reposa sobre la más antigua pero también se diferencian por su aspecto y color debido a la erosión y a la vegetación más abundante sobre la lava más antigua.

El sendero balizado va ascendiendo muy lentamente hacia una zona de lava más reciente. Está embarrado y muy resbaladizo. Está claro que buena parte del sendero está construido con tierra que han traído de otra parte porque tiene un aspecto y una textura totalmente diferente a la lava solidificada sobre la que reposa.
Caminamos hasta unas charcas de aguas calientes de color azul celeste y aspecto lechoso similar al que ya hemos visto en otras partes.
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Campo de lava Lerhnukur |
Hemos llegado a la zona de lava más reciente.
Es de color negro oscuro. Parece que hubiera salido de las entrañas de la tierra hace solo un ratito porque el suelo esta todavía caliente y la llovizna que cae sobre las negras rocas se evapora a pesar de la baja temperatura creando una neblina que da un aspecto irreal y casi tétrico al lugar.
Da un poco de miedo.
Un panel indica a los caminantes que, por su seguridad, está prohibido abandonar el sendero. Las columnas de vapor caliente que hay por doquier nos dan un idea clara de que es conveniente seguir el consejo. Es sorprendente porque tiene aspecto de haber acabado la erupción hace un par de días pero no es así, ¡ acabó en 1984!
El campo de lava es una explanada caótica de rocas apiladas sin orden con un aspecto deforme y roto completamente lleno de filos cortantes.
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Dos elfas en un cráter |
Delante de nosotros se levanta un cono volcánico de unos treinta o cuarenta metros de alto. El sendero nos lleva hasta él. Podemos ver que durante la erupción una de sus lados colapsó y vertió la lava que contenía. Pasamos un buen rato observando la lava solidificada. En muchas rocas se distinguen agujeros hechos por burbujas de gas que dejó escapar la lava cuando estaba líquida.
Un poco más adelante llegamos a la parte más alta.

Estamos en un lugar muy peculiar pues se distingue la estructura del terreno y se puede ver que el campo de lava se extiende del otro lado. No estamos en el típico volcán en forma de montaña con un cráter en su cima sino una fisura de la que la lava sale
a lo largo de toda su longitud extendiéndose a lado y lado. ¡Ahora estamos justo en la fisura misma!. En algunos lugares el magma ha escapado de las entrañas de la tierra con más fuerza y ha creado un pequeño cráter pero solo la fisura es visible.

Me imagino que las placas tectónicas de Europa y América se deben separar aquí mismo. Es un poco anecdótico que, en el punto de la fisura en que estamos, el borde americano se levanta con aspecto amenazador un par de metros por encima del europeo. Parece como si una ola de piedra se abatiera sobre Europa mientras el calor y vapor sale de las entrañas de la fisura.

No deja de lloviznar y las chaquetas están empapadas. Menos mal que son impermeables y estamos secos y calentitos por dentro. Por su parte Diana esta sentada en su mochila a mis espadas con su chubasquero de dos piezas con forro polar por dentro. Además del chubasquero hemos puesto una funda para la lluvia y el viento que cubre todo la mochila dejando una ventanita transparente a la altura de su cabeza para permitirle ver todo lo que pasa a su alrededor. Está mirando atentamente cada detalle del paisaje y nosotros nos preguntamos qué pensará viendo este lugar tan especial.
Sorana y Tania están cansadas y vuelven al coche mientras yo, con Diana a la espalda doy una vuelta un poco más larga para llegar al coche.

La vereda me lleva a un lugar curioso. El campo de lava se acaba bruscamente al borde de un una pradera verde intenso. Parece que la erupción perdonó esta extensión cubierta vida. El contraste entre el negro y el verde, el mineral y el vegetal, el caos y la armonía, la inerte y lo vivo ... es muy fuerte. Da la impresión que la lava acaba de posarse sobre la hierba.

De vuelta al coche conducimos solo un instante para acercarnos al pie del volcán Krafla y ver el cráter Víti (Infierno en islandés). Caminamos los escasos metros que nos llevan desde el coche hasta el borde pero la niebla, por primera vez, nos impide ver el fondo donde debe haber un pequeño lago azul.

Cansados volvemos a nuestro refugio de los últimos días para calentarnos, descansar y secar la chaquetas y pantalones que aunque sean impermeables se han mojado por fuera.
Después de cenar nos cuesta volver a arrancar para ir al balneario pero finalmente salimos. Ha dejado de llover. Una vez en el agua nos podemos relajar y estamos muy contentos de haber encontrado la fuerza necesaria para venir a bañarnos.
Dentro de las piscinas de agua caliente natural, azul lechoso vemos el sol cerca del horizonte reflejarse sobre las aguas del lago Myvatn.
El día acaba con un buen sueño reparador.
Ha sido un día de lluvia moderada que no nos ha impedido hacer lo que nos apetecía.
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Namaskard |